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xatt.

jueves, 30 de diciembre de 2010

Capítulo 3.

Por cierto, antes del capitulo: La historia con sus padres es diferente que en la vida real, eh? Aqui la he cambiado un poco (:


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Cogí la foto, la miré, y…
Eran… Eran un chico y una chica, adultos. Y, tenían un bebé en brazos. Me senté en el suelo, dispuesta a escuchar su historia.
-         Mis padres… Mi padre, nos abandonó justo cuando yo nací, él quería “vivir la vida”. Para él, yo era una molestia. Pero, cuando me hice famoso, entonces apareció en mi vida de nuevo. Lo único que hizo fue interesarse por mi dinero, y por fama. Yo, al principio, estaba feliz. Pero, cuando fui madurando un poco, me di cuenta de su interés, de su avaricia. Me había estado quitando dinero. Entonces, mi madre y yo le echemos, y se fue a no sé donde. Hace poco, lo superé, pero… Entonces fue mi madre. Descubrí que mi madre, cuando se iba a esos “viajes”, se iba a liar con mi padre; qué ironía. Y no sólo eso, si no que ese dinero que yo le daba para administrar mis cosas, todas esas cosas que tengo que pagar, donar, e invertir; se las gastaba en bebida y juegos. Una vez, hace nada, hizo una apuesta, pensando que ganaría el triple de lo que daba, pero perdió. Y perdimos todo el dinero. Al cabo de unos días, mis representantes, mis bailarinas, todos los que me ayudan día a día, y los del material y ropa de los conciertos, y toodos los materiales que necesito, estaban reclamando el dinero que  yo les debía pagar. Así, que le dije a mi madre que ahora se las arreglara ella, aunque le costara años, y que yo me tomaba un descanso. Así que aquí estoy, resignado por todo, volviéndome un puto creído…
-         Justin… - Le odiaba, ¿verdad? Pero esa historia era demasiado triste, era demasiado como para pasar de  eso. Así que, simplemente le abracé, durante largo rato. Él se empezó a reír. Me aparté, extrañada.
-         Ya lo e superado, tranquila. – Sus ojos no decían lo mismo.
-         Bueno, en todo caso, no te acostumbres a que te abrace :Ñ. Y, - continué mientras me levantaba – Ya he acabado mi reto, ¿no? Ya te puedo dejar en paz.
-         Pues yo seguiré diciendote fea. – Esbozó una maliciosa sonrisa. No sé porqué, tal vez porque sentía pena de su historia, supongo; Me reí. Me reí con ese… ¿creído?

Cuando llegué a casa, no había nadie. Tenía una nota enganchada en la nevera que decía que alguien me habia llamado al telefono. Me dirijí a este, a ver quien sería.
Miré las llamadas, y me quedé totalmente sorprendida al ver quién era...

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